No cabe duda que la obra de Vivaldi protagonizó, y sigue haciéndolo, el nacimiento de un siglo irrepetible de grandes músicos y compositores. Schubert, Mozart, Beethoven, Bach, Paganini…
Una gran vivencia de sentidos, sonidos altos, cortos, alegres, tímidos, hizo vibrar la noche del Sábado en la última presentación de la Temporada de Grandes Obras Maestras de la Orquesta Sínfónica en Bogotá.
Las cuatro estaciones, casi con una orquesta de cámara, resultó una obra simple visualmente -al participar solo instrumentos de cuerdas-, pero musicalmente perfecta. Desde la reconocida Primavera, hasta el Invierno, la Orquesta Sinfónica de Colombia lució de nuevo impecable con la presentación de esta noche.
El director de la obra y solista Adrián Chamorro, deleitó al público asistente –lleno total-, con su gracia y gran fuerza. A mi criterio, hubo dos grandes momentos dentro de los cuatro conciertos que lograron alojar la atención del recinto acallado. El Allegro del Concierto No 1, La Primavera, y el Allegro non molto del Concierto No 2, El Verano.
La coordinación y delicadeza con la cual los violines y contrabajos capturaron el oído de los asistentes se impregnó de una gran fiesta de aplausos al final de la presentación. Esperamos nuevas apariciones de la Orquesta Sinfónica interpretando los grandes de la música clásica y barroca.
Mateo Ramirez Molina
Febrero 27 de 2011
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