sábado, 31 de diciembre de 2011

Canto final

Así como cuando una roca se estrella contra un pozo y quebranta su acostumbrada finura, así como cuando el fuego deja en el cuerpo una huella que aflige, así como cuando se hace difícil derrotar al viento y caminar entre terrenos escarpados, así fue cada día en este año iracundo, una ristra de ilusiones, de flagelos y arrepentimiento.

Comenzando con la desdicha de perderla, de perder a la mujer que me inspiraba, que me dejaba una sonrisa con solo mirarla, que me daba el aliento y la fuerza con el olor de sus manos.

Fui patético y ciego, enredándome en quimeras y ocultando sentimientos, siempre quise encontrarla, buscando en otras calles, en otros brazos y en otra piel, caminando sin rumbo en las noches, pensando en qué hacer para tenerla, siempre quise encontrarla.

Con ella se fue todo, olvidé recitar mis versos, dejé de contar las horas, abandoné mi porte y mi ceño, eché a perder mi alegría y mis anhelos. Aun encontrando esperanzas todo lo perdí, solo quería volverla a tener en mis brazos.

Tuve momentos de dicha y placer, amanecí muchas veces con una marcha triunfal, pero no fue suficiente, mucho tiempo perdí.

Hoy, muriendo en este hospital, por algo más grave que lo que causó ella en mi alma, pienso en mi vida y siento nostalgia, nostalgia por lo que no hice mientras en ella pensaba.


Mateo Ramirez Molina

Diciembre 31 de 2011

lunes, 12 de septiembre de 2011

Carta a una desconocida

Nunca hice esto, pero tienes el rostro más bello que he visto en los últimos años, no puedo dejar pasar esta oportunidad.

Soy Mateo Ramírez Molina, tengo 21 años. Además de estar sentado a tu lado, en esta mañana casual, paso mi tiempo escribiendo, pensando en las palabras Felicidad y Amor, escuchando canciones de Silvio Rodríguez, leyendo poemas de Nicolás Guillen, mirando fotografías de Benoit Paillé y trabajando con bienes raíces, que es a lo que actualmente me dedico.

No sé si estás comprometida, si piensas que soy un psicópata, que he enloquecido o si te sientes mal sabiendo que no dejo de mirarte. Pero no temas, soy una buena persona que no tiene otro interés que volverte a ver. Si desconfías de mi pasado, puedes libremente buscarme en las bases de datos o de hecho en Google, allí está mi tesis, mis blogs y algunas fotos en las redes sociales. Lo demás, te lo iré contando con palabras que salgan de mi boca.

Es simple, si te interesa darme algunas horas más para conocerte, para saber cómo eres, cómo hablas, qué tan profunda es tu mirada, búscame, estaré allí esperando. Presiento con tu mirada y tus movimientos que eres una mujer de buenas maneras, tierna, ágil, valiente. Ojalá no tardaras tanto.

Si quieres llamarme, o solamente mandarme un mensaje con tu nombre, puedes hacerlo al 30039666++, o mi correo personal humateo23@hotmail.com.

Es un atrevimiento, lo sé, pero siento temor de hablarte en un bus y me urge bajarme en la próxima esquina.

Mateo Ramírez Molina

Septiembre 12 de 2011

lunes, 29 de agosto de 2011

Mentira

Mentira, es aquella que no se detiene,

Una cascada empinada, un fuego en los árboles, un cazador al asecho.

Mentira, aquella atrevida mentira,

Silenciosa mujer en un abismo empedrado.

Crees en ti, piensas en ti, obedeces a tu instinto, ¡oh valentía!

Un reloj que no anduvo, una carta sin nombre,

Un amante que no besa, un cuerpo que no siente.

'Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa',

No consigo respuesta, tu voz, un eco en el aire.

Mentira, fatal destructora,

Una lancha estruendosa, un dibujo en la arena,

Un camino sin ti, una batalla entre hermanos.

Mentira, absurda, inconclusa,

Como cada noche a tu lado,

Como aquello que niegas sin haber conocido.


Mateo Ramírez Molina

Agosto 29 de 2011

jueves, 18 de agosto de 2011

Te vi sentada llorando

Por qué lloras esta noche,

Por qué tus sabanas tiemblan y tu corazón ya no palpita,

Hace frío allá afuera, lo sé,

No soportas a tu padre y tu cuerpo se encuentra algo más débil que tu mente.

Dime qué te pasa, niña adolorida,

Por qué todo lo ocultas, por qué todo lo callas,

Sé que no es fácil vivir en esta ciudad torturante, lidiando cada paso con aquella muchedumbre,

Pero tienes que hacerlo, no puedes parar, ¡grita!, nunca te detengas.

Ya no llores más, ¡Mira lo que hiciste!,

Acabas de arruinar mi camisa favorita,

Eres tan inocente, niña, qué difícil es convencerte.

¿Que por qué te digo inocente?,

Porque no te has dado cuenta que la vida te condena,

te obliga a caminar, a saber, a estar siempre voluptuosa y al asecho,

no te has dado cuenta cómo empezar a escapar de aquel martirio.

Pero no temas,

Siempre estaré allí, hablándole a tus lágrimas,

Buscando una salida a todos tus problemas.

No importa que me ignores,

Ni que seas un simple poema,

Qué ridícula luces cuando me sonríes.


Mateo Ramírez Molina

Agosto 18 de 2011

jueves, 4 de agosto de 2011

El camino hacia la felicidad

Encontrar un camino hacia la felicidad, no es tarea fácil. Hoy, desperté pensando en escribir un libro, que fuera capaz de despojarme de algunos pensamientos que tengo atravesados en mi mente. Cuando escribo, siento que me desahogo con las palabras que quiero, con una ligereza que no puedo conseguir cuando hablo con alguien. Y es que las palabras, cuando están en el aire, no se pueden borrar, ni siquiera si te vas por otro camino, o intentas cambiar el significado de lo que dijiste. En el papel, en cambio, las letras pueden expresar lo que realmente quieres decir, no lo que te obliga el afán de una conversación. Todos quieren hablar rápido, balbucear sin detalles, contar lo que se acuerdan y ocultar ciertas palabras. Para muchos, suena aburrido alguien que habla de forma pausada, alguien que quiere encontrar la mejor palabra para completar las frases más simples. Por eso, no encuentro una mejor forma para comunicarme que escribiendo. Porque el que quiera, puede leerme, cómodo, rápido o lento, en la cama o en el baño. Puedo estar en cualquier parte, en donde lo necesite.

Decía que la felicidad no es tarea fácil. He visto que todos van en busca de ella. Algunos la encuentran, la disfrutan, y se creen convencidos de haber llegado a ella, pero, estoy seguro, detrás siempre resulta una tristeza o un dolor que les embarga. Y es tan simple como esto, la vida, la sonrisa, la adrenalina que desprende nuestro cuerpo cada vez que la encontramos, no es capaz de llevarnos felices hasta la muerte. No hay algo que perdure intacto en el tiempo. El ciclo de nuestra existencia está conformado tanto de sueños como de elegías. La felicidad puede ser un trasfondo, pero nunca un hecho en sí mismo. Pero no quiero ser pesimista, la felicidad existe y lo sé porque he vivido muchos días junto a ella.

Sé que no necesito un libro para decir esto, pero presiento que, tendré que leer estos dos párrafos toda mi vida, para entender que el secreto de la felicidad está en cada letra.

lunes, 18 de julio de 2011

Mírame

Mírame y hazlo cuando yo te miro,

Háblame y busca lo que necesitas,

Llámame y dime lo que harías conmigo,

Yo te daré todo lo que no encuentras.


Sácame y lléname de tus aventuras,

Sumérgeme y ánclame entre tus anhelos,

Aviéntame al aire como a cualquier ceniza,

Déjame ser quien acaricie tu pelo.


Ríe a mi lado y canta sin miedo,

Observa la luna desde mi guarida,

Seremos los dos, la noche y el silencio.


Piensa en mí cada vez que escribes,

Y si no lo haces, págame con besos, con tu voz estruendosa,

Comienza diciéndome si me conoces.


Mírame y hazlo cuando yo te miro,

Y cuando me mires, sabrás lo que en tus ojos veo.


Mateo Ramírez Molina
Julio 18 de 2011

jueves, 14 de julio de 2011

¿En Bogotá, dónde está la Vivienda de Interés Social?

Sobre la denuncia hecha por el periódico informativo El Personero, en su edición del mes de Junio de 2011, acerca del hacinamiento familiar en la Vivienda de Interés Social (VIS), cabe hacer algunas anotaciones. La Personería de Bogotá, entidad encargada de velar por los derechos humanos y de evaluar el impacto social de las políticas públicas, realizó en el mes pasado un repaso a 21 proyectos de VIS llevados a cabo en localidades como Bosa, Usme, Ciudad Bolívar y Kennedy, en donde concluyó que la política del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, no cumple con los estándares internacionales mínimos de calidad establecidos por la ONU y la OMS, y la normatividad establecida por el Ministerio.

Espacios de entre 18 y 36 m2, hacinamiento, mala calidad en los diseños y materiales de obra, y en general, una vivienda que más que hábitat es un refugio, son algunas de las condiciones a las que se tienen que aferrar las personas que acceden a una Vivienda de Interés Social. Esto, sumado a que los constructores les hacen entrega de una vivienda en obra negra, sin una adecuada ventilación y casi siempre localizada a distancias considerables de los centros urbanos, no genera ningún Interés Social para la población. ¿Qué haría usted, lector de estrato 5 y 6, si le entregan su casa o apartamento con grietas, hundimientos, sin accesos peatonales, sin gas natural, al lado de un río podrido y fuera de eso,tiene que adecuar el living-room en el andén de su edificio porque su apartamento mide lo que puede medir su habitación actual?

Y es que entre más pequeña y más escuálida sea la vivienda, más barato es para quien la construye. Pero, ¿Acaso la gente que adquiere este tipo de vivienda no está haciendo pago de un crédito y no ha tenido que venir ahorrando para respaldar la cuota inicial que tiene que dar para obtener éste beneficio?, ¿No deberían recompensar a estas personas, que son las menos beneficiadas en el sistema capitalista, con un lugar agradable, confortable, o por lo menos, lo suficientemente funcional?. Aquellos que construyen la VIS, se han tomado apecho los conceptos de norma mínima y progresividad en la vivienda. De qué nos sirve que el gobierno fije metas en vivienda, año a año, si para cumplirlas no deposita esfuerzos adicionales que aseguren el cumplimiento de metas adicionales, como el mejoramiento de las condiciones de vida de quienes ocupan esas viviendas.

Es por esto que Bogotá, y en general las ciudades, necesitan una adecuada gestión de la VIS, que sea capaz de enganchar las dimensiones financieras y técnicas, con las estéticas, culturales y ambientales. Se necesita ampliar el campo de visión de los promotores inmobiliarios, que se especializan cada vez más en el rendimiento financiero. Se necesita de arquitectos que utilicen la creatividad y sofisticación aprendida en las aulas para, además de hacer grandes y pintorescas intervenciones urbanas, diseñen VIS adecuadas y sostenibles. Gestores que propicien y coordinen proyectos cuyo principal propósito sea la conformación de hábitat. La generación de Vivienda de Interés Social es susceptible de tratarse bajo la triada conceptual propuesta por Hernández Castro en el 2006, la accesibilidad, la sostenibilidad y la calidad de vida.

Para finalizar, me permito citar una de las frases más emblemáticas de la Constitución Política de 1991, de la cual nos sentimos orgullosos, más aún cuando en días pasados cumplió veinte años de trascendencia. “Todos los colombianos tienen derecho a una vivienda digna y el Estado fijará las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho (…)”. Es cierto que, como afirma Anzellini (2001), la vivienda no es un producto sino un proceso del cual el punto de partida puede ser incipiente, pero, también es cierto que, muy probablemente, todo lo que empieza mal, puede terminar peor.


Mateo Ramírez Molina

Julio 14 de 2011

jueves, 16 de junio de 2011

El día en que partas

Aquella mañana en que te conocí,
la luz caía sobre tu pelo y el viento arrastraba hasta mi nariz,
el olor del cesped y de los lirios.

Pensé que serías una nueva vida,
juntos disfrutamos de serenas melodías,
reimos, hablamos, discutimos; eras un ave y yo su cautivo,
pensé que serías una nueva vida.

Aquella tarde en que te conocí,
la gente caminaba a través de tu presencia,
tu belleza hacía del escenario un florído jardín,
la vida y la muerte se disponía sobre tu cuerpo.

Pensé que serías una nueva vida,
tus ojos me daban lo que me hacía lento,
me hiciste creer que a mi lado danzaba un cuento,
pensé que serías una nueva vida.

Aquella noche en que te conocí,
tu cuerpo arrasó con mi cuerpo,
tus manos se encontraron con las mías,
pensé que serías una nueva vida.

Ahora, que tus ojos son un sepulcro,
pienso que hoy muere aquella nueva vida,
el día en que partas escribiré un verso,
un poema que acabe con la letra que empieze.

Mateo Ramirez Molina
Junio 16 de 2011

domingo, 12 de junio de 2011

Clocks

De algo estoy seguro cuando pienso en el pasado, de nada fui seguro ni de nada fui un experto, pero buscando en mi memoria, siempre fui feliz, y soy feliz porque me acuerdo, y soy feliz porque trasciendo.

La persistencia de la memoria representa el verdadero poder del ser humano. ¿Cómo pudo Dalí encontrar en tres relojes blandos el significado del pasado, y en un pequeño andante la fuerza del existir?. Cada reloj es una época, un lustro, un propósito que concluimos cuando llega otro. Un relámpago en el que los segundos fueron horas y las horas un suceso. Ese que pasó y se escabulló entre la memoria. Los relojes en su propósito de contar el tiempo reblandecen como la memoria. Nunca pueden contar las horas sin que cada segundo vaya dejando su camino atrás.

Me acuerdo que hace días mi reloj corría con su tic-tac perfecto, impulsado por pensamientos delicados, por un comportamiento pulcro, intachable. Encuentro que ese tiempo fué llenando mi memoria, el reloj reblandecía y el futuro un poco incierto. El reloj que llevaba puesto, detuvo su austero andar y fue allí en donde decidí caminar sin ver el tiempo. En mi memoria estaba mi vida, y en ella el tiempo que empezé a contar.

Los días han cambiado como el cielo en la ciudad. Intentaré volcar el tiempo y arrasar con el silencio. Pertenecer a nuevos aires y construir en mi memoria los más bellos recuerdos. La grandeza de un hombre recae en sus recuerdos. Si no logro cultivarlos y hago de mi vida un abismo, no tendré con qué recuerdos vivir un día mañana. Ahora estoy seguro, nunca seré experto.


Mateo Ramirez Molina

12 de Junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

Serás el viento


Ya no veré bajo el brillo de tus ojos,

la fría mañana en que nos despertábamos,

ni los pájaros blancos que se posaban sobre las montañas.

Ya no serás mi risa, ni mi aliada, ni mi guarida,

cumpliste tus horas, y yo mis deseos,

tu olor dulce y tus finos labios, serán el aire con el silencio.

Serás el viento con tu partida,

consumarás tus sueños en la lejanía,

me dejarás flotando entre mis ilusiones.

Quise decirte que te quería,

quise hacer de tu figura un poema,

llegué a entender tu postura perfecta.

Eras la miel entre las corolas,

tus pestañas caían sobre mis manos,

tu piel amarilla, tus manos delgadas, tus ojos de avena.

Se fue el aire con tus palabras,

no encuentro aviso de tu presencia,

te has escapado como un suspiro.

MATEO RAMIREZ MOLINA

Junio 01 de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

Une nuit en silence

Celui-là, c'était le jour le plus sombré de l'année,

la pluie trébuchait sur la fenêtre,

les lumières de la rue cachaient le froid du ciel,

c'était la plus triste nuit de l'hiver,

c'était un moment dans lequel j'ai senti que la solitude m'attrapait

Je n'ai pas eu un sourire, un bonheur, une bonne pensée

J'ai pleuré autant que la nuit,

ce jour c’était aujourd'hui, le 28 janvier, dans ma chambre, dans mon lit, avec la simple compagnie du silence.

MATEO RAMIREZ MOLINA

Le 28 janvier 2011

sábado, 16 de abril de 2011

El reciclaje en Bogotá, estímulo analgésico: figuras y personajes

“(…) la atmósfera de una ciudad como Bogotá es la de estos estímulos analgésicos que son la pantalla en la que se proyectan todas las realidades e imaginaciones del bogotano”

María Teresa Salcedo

La ciudad de Bogotá, se encuentra conformada por escenarios disímiles asociados a actitudes nómadas de apropiación del espacio. La presencia de distintos fenómenos en las calles, a los que generalmente vinculamos con figuras y personajes, representan verdaderos estímulos en la vida del transeúnte. “Las calles son capaces de transformar los objetos a los ojos de quien las camina”[1]. El bogotano es capaz de crear caminos, imágenes y personajes a través de pequeños acontecimientos cotidianos. El que explora las calles bogotanas, el que observa y entiende cada estímulo que agobia la vida bogotana, hace posible que cada objeto, que cada imagen se convierta en un analgésico que hace posible soportarla[2]. El bogotano percibe cada objeto a partir de una experiencia vivida, y logra asimilarlo de una forma más sensible y pasiva.

Dentro de estas ocasiones, que se encuentran ya arraigadas a un imaginario colectivo, existe un fenómeno en la ciudad que ha venido extendiendo su figura desde los años 70’s, a causa de una dinámica económica particular, basada en la reutilización de bienes de consumo: el reciclaje. La comercialización y búsqueda de estos insumos, sustenta alrededor de 5.000 familias en Bogotá y actualmente se encuentra vinculada a un proceso de agremiación y reconocimiento. Para muchos, los chatarreros, cartoneros, zorreros, locos y hasta desechables, son gente que transmite miedo y repudio. Dada su misma condición, sus ropas y olores, estas personas desatan temor en los transeúntes, quienes evitan su contacto físico y visual. Son objetos que dejan de ser estímulos de la vida urbana, pasando a ser considerados ‘nuevos estorbos’ en las calles[3].

Según Taussing (1986), la percepción que se tiene del reciclador es la de “un drogadicto, sucio, que hace mucha mugre y que no hace más que gastarse la plata en vicio”. Se les considera a partir de una percepción negativa determinante. Es una imagen generalizada que viene desde el mismo origen de la delincuencia aglomerada y decadente de la ciudad de hace tres décadas.

En Bogotá, el reciclaje funciona en torno a territorios y límites que tienen que ver con el sitio de asentamiento y las calles en las que se agrupa un determinado circulo de recicladores[4]. Una esquina, una manzana, una mancha en el piso, puede significar un límite entre ‘parches’, y es allí en donde se generan pequeños y/o grandes grupos de carreros, entorno a actividades propias del oficio como el descargue, la selección de materiales, las fogatas, comidas, y en ocasiones, las trabas. La segregación de la población recicladora se encuentra inmersa en formas de organización creadas por sus mismos grupos, dando como resultado una serie de contextos etnográficos e identitarios, con formas de vivir y pensar distintas.

Estos niveles de dispersión, se producen dado que la capacidad de cooperatividad entre grupos de recicladores, se encuentra aún en un proceso incipiente. Para contrarrestar este tipo de círculos, el Distrito, por medio del ‘Plan Distrital de Reciclaje’, ha iniciado un proceso de formalización de la actividad recicladora por medio de campañas, rutas de recolección selectiva y programas de inclusión social, cuyo fin es crear proyectos productivos y empleos sostenibles. Así mismo, la Asociación Nacional de Recicladores, autónoma desde 1988, y la Red de Solidaridad Social, han buscado la forma de incluir a este importante segmento de la población en una actividad económica más organizada.

Pese a los inconvenientes sociales que puedan generar estas personas al encontrarse inmersas en un oficio descontrolado y aún no tan claro, el cartonero o reciclador debe ser internado en nuestra colectividad como una figura, como un personaje del acontecer urbano. El cartonero es un peatón, un transeúnte y a la vez un conductor, de sus manos y pies depende cuánto y cómo se recicla, el movimiento de su carga y modo de transporte y los recorridos diarios de entre 10 y 15 kilómetros. El reciclador conoce y observa la ciudad a partir de velocidades, ruidos y olores diferentes a los suyos. Anda mareado y acalorado, desenvolviéndose entre las miradas desprovistas de la gente. Su trabajo, el entorno social y económico que los rodea, son límites para su apariencia, no limitaciones que impiden su desarrollo como personas naturales, agrupadas y cobijadas bajo una misma ética y moral.

Cuando vea a un reciclador, a un cartonero, dele la mano, le aseguro que no quedará infectado ni le hará perder su vida antes de los ochenta.

Mateo Ramírez Molina

16 de Abril de 2011

humateo23@hotmail.com

http://mateoramirezmolina.blogspot.com



[1] Ver Salcedo, María Teresa. Apuntes etnográficos sobre los cartoneros. En: Pobladores Urbanos, Tomo II. Bogotá TM Editores, 1994. p. 194

[2] Comparar Salcedo, María Teresa. Apuntes etnográficos sobre los cartoneros. p. 194

[3] Comparar Salcedo, María Teresa. Apuntes etnográficos sobre los cartoneros. p. 199

[4] Comparar Salcedo, María Teresa. Apuntes etnográficos sobre los cartoneros. p. 204

jueves, 24 de marzo de 2011

Las calles bajo la sombra


"Conforme la carretera va siguiendo la península, el paisaje se va haciendo bíblico, con viejos muros reintegrándose a las colinas a medida que la gravedad va tirando de la arcilla en la que se apoyan”

Alan Weisman

Cuando cae la noche sobre la ciudad, va cayendo también el deseo de las ánimas por andar bajo la sombra. Parece como si un remolino hubiese arrasado con la gente, como si el hechizo nocturno pudiera tragarse la fuerza colosal de una ciudad entera.

Cuán débil es el hombre cuando se siente en la penumbra, no existe alguien capaz de derrumbar ese silencio. Dónde se encuentra aquella gente que hacía malabares aquí hace unas horas, dónde se esconde aquel animal que despojaba su energía en cada paso, en cada mirada, en cada blasfemia que balbuceaba allá en la esquina. Ya ni siquiera los carros, que en el día atestan el espacio de la gente, hacen un simple acto de presencia bajo este cielo bogotano.

Nadie se atreve a disfrutar los caminos de la noche, nadie se atreve a descubrir el encanto de la lluvia. Por qué todos huyen cuando ocurre tal milagro. El hecho que llueva no debería impedir hacer uso de las calles. Debería invitar a cada humano a despojarse de su ropa y salir engarrotado a hacer parte de su propia naturaleza. No hay agua más silvestre que la que baja de las nubes, más si aquellas nubes están siendo adornadas por una sombra y los faroles.

Eso mismo pasa cuando cae la medianoche. En la Carrera 30 ya no hay ruído hace 1 hora, en el Park Way ya no ladran los perros ni vuelan las aves, por qué hasta los animales duermen en la noche.

¡Maldita sea! , quiero ver a alguien, hace ya 10 minutos camino y no he visto a otro imbécil que le guste la noche.

En la Carrera 13, ¡aún hay gente!, pero, porqué se miran tan prevenidamente…

Yo sé que esperar un bus a esta hora no es tan enriquecedor y divertido como estar viendo televisión en su casa, pero, tranquilo, a esta hora también sale gente decente.

¡Ya! No lo estoy mirando para robarlo

¿Acaso tengo cara de ampón?, solo quería saber si estaba feliz, conociendo la ciudad de noche, como lo hago yo.

Algo sí tienen las calles bajo la sombra, y es una infinita belleza que se va con el día. El olor del césped, el verdor de los árboles, las calles de luz incandescente y el silencio, sobretodo el silencio que hace crecer cualquier pensamiento.


Mateo Ramírez Molina

Marzo 24 de 2011

sábado, 19 de marzo de 2011

Palabras de Enrique Serrano

Extracto del discurso pronunciado por Enrique Serrano en el 2006, en la charla de apertura de la carrera de literatura virtual de la UNAD en Bucaramanga.

"(...) el buen lector es esencialmente el sujeto que se deja conmover por lo que lee, no importa si lee mucho o poco, si se conmueve, si se preocupa, si su vida cambia a partir de lo que lee, él es un buen lector (…) la lectura no es una cuestión del número de palabras ni del número de páginas, la lectura es una cuestión del alma y tiene que ver con la calidad del alma, y la mejora.

“La relación que hay entre literatura y filosofía es honda, es íntima, la literatura es filosofía y es susceptible de ser interpretada a la luz de la filosofía. Es cierto que la filosofía como profesión supone un esfuerzo más sistemático, supone un rigor mayor, pero no por eso el que aprende literatura, el que conoce la literatura del mundo, el que lee, relee, y comprende finalmente tras largo esfuerzo, es menos filósofo, un filósofo no es el que llega a las últimas conclusiones de las escuelas más sofisticadas, un filósofo es un sujeto que explora su propia vida y la de los demás, la que tiene aquí y ahora, durante estos pocos años en que transitamos por la tierra (…)”


Mateo Ramirez

Marzo 19 de 2011

viernes, 18 de marzo de 2011

Nicolas Guillen y su poema Rosas de Elegía

Merecedor de múltiples elogios y diversos reconocimientos, Nicolás Guillén fue un poeta cubano de comienzos del siglo XX, representante de la poesía afroantillana y uno de los mayores exponentes y más sensibles escritores de la historia americana.

Guillén, estuvo involucrado en una época de grandes hechos y revoluciones. De ésta generación, hicieron parte importantes escritores y dramaturgos españoles y latinoamericanos como Federico García Lorca, Eduardo Carranza, Pablo Neruda, Pedro Salinas o el mismo José Martí. Tal vez la época más arrazadora tanto para la história universal como para la apasionante historia de la poesía.

Dentro de los cientos de escritos de Nicolas Guillén, Rosas de Elegía, un poema casi perfecto -que denota el uso estricto de la estrofa y un rigor artístico de la época-, se encuentra dentro de los sonetos con los cuales incicia su obra este prolífico autor.

Leer uno y otro soneto de Guillén, revive en cualquier momento y escenario, la nostalgia escondida de un amor inconcluso, la amarga y desesperada sinfonía del tiempo, la pasíon por encontrar en cada objeto un poema, un delírio, el pensamiento agarrido, casi mordáz de un escritor.

Rosas de Elegía

I

Hoy te miré pasar, con la arrogante

aristocracia audaz de tu desvío,

cual si quisieras, en el pecho mío,

tornar más cruel la llaga torturante.

Yo, sin querer, soñé con el distante

amor feliz que se murió de frio

y en el dolor de mi jardín sombrío

se abrió la flor de otra ilusión amante.

Sentí otra vez tu cuerpo perfumado

junto a mi pobre cuerpo abandonado

latir ardiente, como en otros días…

busqué tus manos y busqué tu frente,

¡y hallé tan sólo, dolorosamente,

la soledad de las tristezas mías!

II

Ya no podré, bajo la tarde quieta,

cuando suspira el céfiro en las flores,

decirte la canción de mis amores,

ni la emoción de mi pasión secreta.

Ya no me quieres, y la cruel saeta

del destino, mató mis ruiseñores:

sólo quedan, junto a mis dolores,

mis quiméricas ansias de poeta.

Yo bien quisiera doblegar la frente,

romper la lira y acallar la ardiente

queja inmortal que mi dolor exhala;

Pedir perdón con humildad de niño

y así esconderme bajo tu cariño,

como si fuera tu cariño un ala.

III

Mi corazón, que se embriagara un día

de pasíon y de luz, hoy pena y llora,

sin que alumbre una estrella bienhechora

la noche funeral de su agonía.

El hada cruel de la melancolía

clava en mí su guadaña punzadora:

no tengo una ilusión consoladora,

ni un ensueño feliz, ni una alegría…

Y tu lo sabes, porque tú me has visto

llevar a cuestas, cual un nuevo cristo,

la negra cruz de mi esperanza trunca.

Mas hoy que a tu placer mi duelo asomo,

tú me desprecias y te burlas, como

si no me hubieras conocido nunca.

IV

¿No te conmueve mi pesar sombrío?

¿Nada te dice mi fatal quebranto?

Tu corazón, que me quisiera tanto,

¿por qué hoy me mira indiferente y frío?

La noche tenebrosa del hastío

cubre mi vida de mortal espanto

y aunque canto mis sueños en mi canto,

no tengo un sueño a quien llamarle mío.

La daga cruel de tu desdén me hiere

y hasta en mi pecho, en que la dicha muere,

la negra copa del dolor vacías…

¡En vano esperarán mis ilusiones

tus misereres y tus oraciones

sobre la pena de tus agonías!

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Faltaría un alma para no sentir éstas frases tan desgarradoras.


Mateo Ramirez Molina

Marzo 18 de 2011

lunes, 7 de marzo de 2011

El minimalismo, del día en que boté mi colchon al piso

Según el diccionario de la RAE, el minimalismo es la corriente artística que utiliza elementos mínimos y básicos, como colores puros, formas geométricas simples, tejidos naturales y un lenguaje sencillo. En pocas palabras, es una tendencia expresada en recobrar lo escencial.

Repasando conceptos de la cultura oriental, el pop art, el cubismo francés y la mísma música moderna, las caracteristicas del minimal recaen en la abstracción, la geometría elemental, la austeridad y el purismo estructural y funcional.

El cambio que propone ésta tendencia, que más que eso es un estilo de vida, es desestimular la compra de productos inútiles, poco adaptables y costosos que se introducen en el mercado. Reducir las cárgas del ambiente puede ayudar a crear un balance entre lo abundante y lo simple.

En la arquitectura y la decoración, prevalece la pureza del ambiente, la maximizacion de espacios libres y la ornamentación a partir de contrastes. Se pretende crear a partir del impácto visual un efecto prolongado de relajación y control de los objetos.

Pero, ¿Qué tan acogedor puede llegar a ser un salón descolorido, rectangular, monotemático y con medidas casi cimetricas?, ¿Qué tal si a la habitación le quitamos la cama, los muebles altos, las puertas del closet y las cortinas?, ¿Qué tal si a las paredes les quitamos los cuadros, a los sofás algunos cojines, a la mesa de centro los portaretratos y al comedor el mantel y el frutero de vidrio de hace dos décadas?.

El hecho se encuentra en valorar hasta qué punto merece un objeto, pocas veces útil, estar junto a nosotros durante toda una generación.

Solo encuentro una palabra para describir el sentimiento que me genera el haberme deshecho en solo tres días de los muebles viejos y pesados de papá y mamá, de ropa y zapatos sucios e inservibles, de mi cama, de los colores cálidos y de más de tres costales de recibos del agua, teléfono, revistas y periódico de hace una década: arrepentimiento.

Finalmente los cambios, los riesgos, traen arrepentimiento pero tambíen una gran satisfacción.

Mateo Ramirez Molina
Marzo 07 de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Some about "The relationship between buildings, monuments, and the public square" in The City Reader

Original article from Camilo Sitte

Observation is a priority for humans. Watching people, walking streets and recognizing areas are naturally activities wich citizens can do only in cities. The creation of urban space is often expressed through real elements. "Urban designers often criticize how badly the built enviroment fits human needs; ugly, impersonal, dirty, dangerous, dysfunctional, race and render segregated areas dominate many large cities today"(...)".

From classical Greece and Roma, structures built human scale and public spaces. Sitte found the physical form of squares and plazas, the outline of cathedrals and public buildings, the location of statues and fountains. Moreover, he thought about scale and building materials, views and elevations, the perfect integration of ornamental features with functional buildings.

There are two powers in space, temporal and spiritual. Temporal is represented by factual elements. Spiritual is represented by mind conections. Buildings lay claim to so many satatues that comissions are needed to find new subjects to be represented. There is an enclosed character of the public square. Lynch says that we are continously engaged in the attempt to organize our sorroundings, to structure and identify them.

In fact, we conclude civic life in designed urban spaces can create a posibility to integration, recognition and evoque human scale. "If we could but stop again at those places where beauty never satiates, we could bear many dreary hours with new energies". It will be an emblematic time when we will have walked in the streets.

We can remake this issue in a near future...

text by Mateo Ramirez M.
06 - 03 - 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

Segunda parte, 'Los ángeles desde mi ventana'


A veces mi ventana parece como rota. Como si una profunda nostalgia bajara por su cuerpo y le produjera lágrimas en el vaho de la lluvia.

En mi cama, de noche, logro recrear situaciones que evocan lucidez y fervor, como cuando al beber dos copas de vino el cuerpo comienza a relajarse, queriendo crear un equilibrio entre el bienestar físico y la claridad mental. Eso mismo pasa entre el éxtasis y el orgasmo. El corazón se detiene de un largo recorrido y comienza a palpitar al mismo ritmo del tic-tac del reloj. Trato de recordar mi vida pasada recorriendo cada calle y cada sitio en donde anduve rodeado de algún sentimiento, no importa si fue triste o alegre, solo trato de recorrer mis recuerdos y reto a mi mente a construir aquellos escenarios que ya poco tenemos presentes.

Ese mismo fulgor que siento al recordar e inventar escenas en mi cama, lo consigo cuando deambulo por las calles tratando de encontrar la mirada devastadora de alguna mujer. No cualquiera. He descubierto una caprichosa fijación por las mujeres robustas de piel blanca, pelo castaño, piernas largas y senos redondos y prominentes. Los tacones, aún desconozco la parte de mi cuerpo que envilece frente al sonido constante y seco de los tacones.

Decía que puedo alucinar con la mirada envolvente de una mujer. Y sí, cuando camino suelo estar buscando los ojos de aquellas que parecen tener algo interesante. Si su mirada, casi poética, puede sostenerse con mi mirada por más de algunos segundos, hasta que mi cuerpo resulte derrumbándose, doy por satisfechos mis deseos.

Los sueños. Si hay algo a lo que el hombre puede sacar provecho es a sus sueños. Hablo de los sueños que crea nuestro cerebro cada noche.

No existe una receta para guiar los sueños o terminar comiéndose a la vieja que uno quería. Cómo hacer para que cuando estemos en la mitad del primer beso no nos despierte cualquier ruido, el teléfono, la puerta, el pito del carro, el sitófono. Como hacer para pausar el sueño, ir a orinar y continuar soñando. En qué íbamos.

Dentro de la inmensa variedad de historias que he creado en mi cama mientras duermo he podido conocer varios labios, correr por las calles, darle vuelco a épocas más jóvenes, ser un asesino y hasta predecir hechos que días después ocurrían. Muchas veces amanecí con lágrimas en las mejillas o sonrisas que se prolongaban durante el día.

Hace un par de semanas soñé que recitaba algunas frases en medio de una ópera. El sitio estaba rodeado de luces tenues y de público que más que rostros se representaba en sillas de madera. Cuando llegué al intermedio en el que tenía que hacer mi número hasta ahora comenzaba a repasar los versos que tenía que recitar. No hubo tiempo para más. El telón ya estaba encima y de repente caí sobre un piso de madera, frente a una joven y radiante mujer, nunca la había visto. Tenía que decirle cantando algún verso sobre la desilusión que me había dejado su amor, sobre lo desalentado que estaba mi corazón al no poder cautivarla. En la última escena, tenía que declarar mis ansias por ella y por su indisoluble belleza. De repente, comenzaron a surgir palabras que no imaginé podría enlazar mientras dormía. El tono de mi voz, la fuerza con la que dije cada frase fue hipnotizante, envolvente. Sentí por primera vez que todo lo valioso que había dentro de mi podía entregárselo al público que silencioso esperaba ávido el gran final de la obra.

No pensé que te fueras del aire que llenaba tu cuerpo,
No pensé que tu rostro, tu dulzura, migrara, insólitamente de mi ilusión.
Haces falta en mi mente, en mis labios, en mis ojos.
Haces falta en mis días, en los días que temblaba, el aire, feliz.
Si me dieras un segundo, tan solo un instante para conquistarte, te daría un beso, no para conquistarte, sino para morirme entre tus brazos.

Mateo Ramirez M.
Marzo 03 de 2011