lunes, 18 de julio de 2011

Mírame

Mírame y hazlo cuando yo te miro,

Háblame y busca lo que necesitas,

Llámame y dime lo que harías conmigo,

Yo te daré todo lo que no encuentras.


Sácame y lléname de tus aventuras,

Sumérgeme y ánclame entre tus anhelos,

Aviéntame al aire como a cualquier ceniza,

Déjame ser quien acaricie tu pelo.


Ríe a mi lado y canta sin miedo,

Observa la luna desde mi guarida,

Seremos los dos, la noche y el silencio.


Piensa en mí cada vez que escribes,

Y si no lo haces, págame con besos, con tu voz estruendosa,

Comienza diciéndome si me conoces.


Mírame y hazlo cuando yo te miro,

Y cuando me mires, sabrás lo que en tus ojos veo.


Mateo Ramírez Molina
Julio 18 de 2011

jueves, 14 de julio de 2011

¿En Bogotá, dónde está la Vivienda de Interés Social?

Sobre la denuncia hecha por el periódico informativo El Personero, en su edición del mes de Junio de 2011, acerca del hacinamiento familiar en la Vivienda de Interés Social (VIS), cabe hacer algunas anotaciones. La Personería de Bogotá, entidad encargada de velar por los derechos humanos y de evaluar el impacto social de las políticas públicas, realizó en el mes pasado un repaso a 21 proyectos de VIS llevados a cabo en localidades como Bosa, Usme, Ciudad Bolívar y Kennedy, en donde concluyó que la política del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, no cumple con los estándares internacionales mínimos de calidad establecidos por la ONU y la OMS, y la normatividad establecida por el Ministerio.

Espacios de entre 18 y 36 m2, hacinamiento, mala calidad en los diseños y materiales de obra, y en general, una vivienda que más que hábitat es un refugio, son algunas de las condiciones a las que se tienen que aferrar las personas que acceden a una Vivienda de Interés Social. Esto, sumado a que los constructores les hacen entrega de una vivienda en obra negra, sin una adecuada ventilación y casi siempre localizada a distancias considerables de los centros urbanos, no genera ningún Interés Social para la población. ¿Qué haría usted, lector de estrato 5 y 6, si le entregan su casa o apartamento con grietas, hundimientos, sin accesos peatonales, sin gas natural, al lado de un río podrido y fuera de eso,tiene que adecuar el living-room en el andén de su edificio porque su apartamento mide lo que puede medir su habitación actual?

Y es que entre más pequeña y más escuálida sea la vivienda, más barato es para quien la construye. Pero, ¿Acaso la gente que adquiere este tipo de vivienda no está haciendo pago de un crédito y no ha tenido que venir ahorrando para respaldar la cuota inicial que tiene que dar para obtener éste beneficio?, ¿No deberían recompensar a estas personas, que son las menos beneficiadas en el sistema capitalista, con un lugar agradable, confortable, o por lo menos, lo suficientemente funcional?. Aquellos que construyen la VIS, se han tomado apecho los conceptos de norma mínima y progresividad en la vivienda. De qué nos sirve que el gobierno fije metas en vivienda, año a año, si para cumplirlas no deposita esfuerzos adicionales que aseguren el cumplimiento de metas adicionales, como el mejoramiento de las condiciones de vida de quienes ocupan esas viviendas.

Es por esto que Bogotá, y en general las ciudades, necesitan una adecuada gestión de la VIS, que sea capaz de enganchar las dimensiones financieras y técnicas, con las estéticas, culturales y ambientales. Se necesita ampliar el campo de visión de los promotores inmobiliarios, que se especializan cada vez más en el rendimiento financiero. Se necesita de arquitectos que utilicen la creatividad y sofisticación aprendida en las aulas para, además de hacer grandes y pintorescas intervenciones urbanas, diseñen VIS adecuadas y sostenibles. Gestores que propicien y coordinen proyectos cuyo principal propósito sea la conformación de hábitat. La generación de Vivienda de Interés Social es susceptible de tratarse bajo la triada conceptual propuesta por Hernández Castro en el 2006, la accesibilidad, la sostenibilidad y la calidad de vida.

Para finalizar, me permito citar una de las frases más emblemáticas de la Constitución Política de 1991, de la cual nos sentimos orgullosos, más aún cuando en días pasados cumplió veinte años de trascendencia. “Todos los colombianos tienen derecho a una vivienda digna y el Estado fijará las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho (…)”. Es cierto que, como afirma Anzellini (2001), la vivienda no es un producto sino un proceso del cual el punto de partida puede ser incipiente, pero, también es cierto que, muy probablemente, todo lo que empieza mal, puede terminar peor.


Mateo Ramírez Molina

Julio 14 de 2011