domingo, 12 de junio de 2011

Clocks

De algo estoy seguro cuando pienso en el pasado, de nada fui seguro ni de nada fui un experto, pero buscando en mi memoria, siempre fui feliz, y soy feliz porque me acuerdo, y soy feliz porque trasciendo.

La persistencia de la memoria representa el verdadero poder del ser humano. ¿Cómo pudo Dalí encontrar en tres relojes blandos el significado del pasado, y en un pequeño andante la fuerza del existir?. Cada reloj es una época, un lustro, un propósito que concluimos cuando llega otro. Un relámpago en el que los segundos fueron horas y las horas un suceso. Ese que pasó y se escabulló entre la memoria. Los relojes en su propósito de contar el tiempo reblandecen como la memoria. Nunca pueden contar las horas sin que cada segundo vaya dejando su camino atrás.

Me acuerdo que hace días mi reloj corría con su tic-tac perfecto, impulsado por pensamientos delicados, por un comportamiento pulcro, intachable. Encuentro que ese tiempo fué llenando mi memoria, el reloj reblandecía y el futuro un poco incierto. El reloj que llevaba puesto, detuvo su austero andar y fue allí en donde decidí caminar sin ver el tiempo. En mi memoria estaba mi vida, y en ella el tiempo que empezé a contar.

Los días han cambiado como el cielo en la ciudad. Intentaré volcar el tiempo y arrasar con el silencio. Pertenecer a nuevos aires y construir en mi memoria los más bellos recuerdos. La grandeza de un hombre recae en sus recuerdos. Si no logro cultivarlos y hago de mi vida un abismo, no tendré con qué recuerdos vivir un día mañana. Ahora estoy seguro, nunca seré experto.


Mateo Ramirez Molina

12 de Junio de 2011

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